Raúl y Axel sentados frente al juez. Axel mira enamorado a Raúl:
--esto tiene que funcionar, me va a amar--dice Axel para sí.
Raúl se muestra feliz y muy sonriente:
--a partir de hoy voy a vivir como un rey. Lo que yo merezco, voy a tener lujos, dinero en abundancia, viajaré por todo el mundo. --dice para sí.
A pesar que están tomados de la mano y que Raúl lucha por mostrarse enamorado Axel lo nota muy frio y eso le duele. Se entristece un poco. Raúl se da cuenta y no se quiere arriesgar a perderlo todo. Le muestra que lleva la hebilla:
--mira, me la puse como te prometí.
Axel es en lo primero que se había fijado y es por toda la historia de esa hebilla que está decidido a intentarlo. Axel no olvida que esa hebilla era para el hombre de su vida y ni Luis ni David pudieron agarrarla. A Axel le emociona que Raúl recuerde lo importante que es para él ese hebilla.
--es él, tiene que ser él. Me va a amar, yo sé que me va a amar --susurra Axel.
--¿decías, mi amor? --dice Raúl.
Axel se da cuenta de la falsedad del que va a ser su esposo pero se deja guiar por su amor. Lo besa en la mano:
--estás muy guapo.
Raúl fuerza una sonrisa:
--es el amor.
Sus palabras son huecas y Axel tiene una sombra de tristeza en su mirada. Emilio está detrás de él, tiene las manos puestas en los hombros del hombre. Le da así todo su apoyo, Axel lo mira agradecido.
--¿estáis preparados? –pregunta el juez.
Los novios se miran y dicen “si”. Raúl y su padre se miran sonriendo de ambición.
--esta gente sólo quiero tu dinero, no te mereces esto --susurra Emilio a Axel.
--sé lo que hago.
--eso espero.
La charla de los dos amigos pone nervioso a Raúl:
--¿ocurre algo?
--No, nada. Comencemos ya --Axel..
--¡¡si, sí. Acabemos con todo esto ya¡¡ --dice Raúl ansioso.
Raúl habla movido por la ambición y se nota que no le mueve el amor, ante la tristeza de Axel y el reproche de su padre, Raúl se justifica:
--es que el señor juez tiene prisa ¿no?
--Así es... comencemos ya.
La ceremonia es breve y la preside un juez junto con un secretario. El juez lee en voz alta el nombre de los contrayentes y el de los testigos y les recuerda sus deberes y los derechos de los que se casan.
Luego pide la firma a los novios. Los dos se miran nerviosos. Raúl es el primero, lo hace deprisa para no dar tiempo a Axel a arrepentirse. Mientras firma piensa en la vida de lujo que podrá llevar. Enrique no disimula su triunfo. Está salvado de la ruina. Está detrás de su hijo y le aprieta fuertemente del hombro con la mano. Padre e hijo se miran con mucha complicidad. Raúl mira a su padre con altanería. Es como si con la mirada le quisiera decir: ¿ves como lo tenia controlado todo?. Y Enrique casi no puede creer que Axel está a una firma de convertirse en el esposo de su hijo. A Axel le tiembla el pulso, por un segundo duda. Se da cuenta que Raúl está feliz por el dinero que espera recibir, se siente un objeto y le duele. Axel mira a su amigo. Emilio le hace que no con la cabeza, espera que en el último momento Axel se de cuenta que lo que hace es una locura. Emilio siente ciertos celos de que su amado se esté casando pero lo que le duele es que lo haga con alguien que no lo ama. Axel se queda quieto con el bolígrafo en la mano. Raúl y Enrique se miran asustados. Raúl mira amoroso a ese chico que para él será un cheque al portador:
--¿Pasa algo, mi rey?
Se muestra el más dulce y más sumiso y tanta falsedad hace que Axel tenga deseos de huir. Tira el bolígrafo:
--yo... creo que... --balbucea.
Raúl está pálido, con su amigo periodista delante teme quedar en ridiculo y perderlo todo. Emilio detrás de Axel le da todo su apoyo. Axel, aunque ama a Raúl, ha decidido que no se va a casar, que no va a permitir que juegue con sus sentimientos pero de repente la hebilla de Raúl brilla con una intensidad que deslumbra a Axel. El guapisimo hombre recuerda todo lo que ha vivido desde que se convirtió en el hombre de agua. Su fe por ese libro y su entorno es muy fuerte así que firma. Firma rápido antes que se arrepienta. Emilio lo mira triste, Axel busca su comprensión y por supuesto la encuentra. Enrique es el primer testigo en firmar y le da el boligrafo a Emilio. Éste mira con deseo a su amigo y firma. Raúl y su padre se abrazan. Ya Axel y Raúl son marido y marido. Axel espera un beso pero Raúl se apresura a tomar la libreta de matrimonio.
--con todo esto voy a lograr mi sueño –dice Raúl para sí.
Axel se siente extraño. Es un hombre casado, casado con el hombre de sus sueños, con el hombre que él ama pero no se puede sentir feliz. Raúl se aleja de él y junto a su padre despiden al juez, al secretario y a su amigo:
--publica alguna de las fotos de la ceremonia, así a nadie le quedará dudas que soy un Margarit --dice el radiante novio.
Al otro novio le da pena que Raúl no disimule que él no le interesa. Emilio abraza a su amigo. Le duele verlo triste:
--espero que logres ser feliz. Nadie lo mereces más.
Axel mira de reojo a Raúl :
--yo también.
Emilio vibra en brazos del guapo novio. Se le hace raro saberlo casado pero lo ama por encima de todo y lo que desea es su felicidad.
--¿y qué harás con Marcos? –le susurra.
El guapisimo Axel se lleva las manos a la cabeza:
--es una gran pregunta, lástima que no tenga respuesta. Es que todo esto ha sido tan rápido que no he tenido tiempo a pensa
Los dos amigos hablan muy flojito y nadie los mira:
--pues más te vale que pienses algo y pronto porque no está sólo el hecho que puedas mojarte. Raúl seguro que espera una larga luna de miel y a no ser que esperes no ducharte en toda la luna de miel, cosa que por muy enamorado que se esté nadie aguanta, no sé cómo vas a ocultar a Marcos.
Axel mira con tristeza a Raúl y dice a su amigo:
--espero que todo esto merezca la pena y logre ganarme su amor.
--yo también lo espero, yo también.
Los dos amigos se muestran muy cariñosos. En otra punta de la sala, Enrique y Raúl los miran con desprecio:
--¿y que vas a hacer con ese? Es que parecen un par de locas --Enrique.
--lo sé pero es tan rico como Axel. Primero arruinaré a Axel y luego al jotito del primito. Seguro que cuando Axel esté en la calle su primo le dará más dinero y yo me lo quedaré.
Enrique mira con orgullo a su hijo y con asco al hijo del que fue su amigo:
--si levantara la cabeza mi amigo se volvía a morir de la vergüenza del hijo rarito que le salió
--almenos Axel no me desacredita.
--si y lo raro es que nunca oí hablar de él, debe ser un primo muy muy lejano.
--y muy rico que es lo que nos importa.
Padre e hijo se miran con ambición. Axel mira a Raúl enamorado y le duele que ella lo ignore.
David llega a su casa.
--aún tardará en despertar. Así podré contemplarlo un rato más ¡¡ como me gusta el condenado¡
A David se le desencaja el rostro de la rabia al ver la cama vacia:
--¡¡no, no puede ser¡¡no¡¡
Busca como loco y comienza a tirar cosas al aire con histerismo.
--¡¡sólo no pudo hacerlo, alguien lo tuvo que ayudar¡¡pero ¿¡¡quien?¡¡
David es todo odio:
--¡¡como se haya casado ese maldito van a llorar los dos lágrimas de sangre y también el que sea que lo haya ayudado, sobretodo su complice ¡¡se arrepentirá de haberse metido conmigo¡¡
David jamás imaginaría que ese complice es un libro mágico que ya está cerrado en su lugar de siempre, en el atril en la hacienda de Emilio.
Axel y Raúl están en la puerta de la suite de un lujoso hotel dispuestos a su noche de bodas. Axel ve que les han preparado una botella de champán.
--vamos a brindar.
--ven, vamos a darnos un baño --dice Raúl coqueto.
--mejor no.
Raúl lo mira desafiante:
--¡no te lo pido, te lo ordeno o te metes o te meto vestido y todo si es preciso¡
Raúl está decidido a bañarse con su esposo, Axel traga saliva.
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